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en los altos círculos financieros y comerciales por su manifiesta capacidad y su tino, el Presidente Idiarte Borda, electo en 1894, lo hizo su Ministro de Hacienda el 29 de marzo. Llevó a los consejos del gobierno la convicción de que un gran banco oficial de descuentos y emisión era un verdadero postulado nacional, destinado a convertirse en un factor de incalculable progreso y de transformar, especialmente, la faz de los negocios rurales por medio del crédito razonablemente concedido y severamente controlado, a los hacendados y a los industriales.

Favorecido por la confianza entusiasta del Presidente de la República, adelantó sus ideas a la Asamblea General en el mensaje de febrero de 1895 y, llevándolas prestamente al terreno de las realizaciones, el 2 de diciembre del mismo año, los contratos provisorios con un consorcio de capitalistas ingleses que financiarían el capital del banco, estaban firmados. La negociación, mantenida en la más completa reserva, tendía a evitar inútiles comentarios periodísticos y propagandas inspiradas en móviles políticos, con que se buscaba hostilizar al gobierno de cualquier modo.

Terminada la negociación y aprobada por las cámaras la Carta Orgánica, el Banco de la República, con un capital de cinco millones de pesos, presidiendo su directorio el Dr. José María Muñoz, iniciaba su vida el 24 de agosto de 1896, destinado a ser, sobre todo — palabras de Vidiella — “barrera insalvable para la expoliación y la usura, siempre contempladas y jamás contrariadas ni contenidas en sus apetitos voraces e insaciables, y estímulo para las fuerzas vivas del país, constreñidas hasta ahora por un pesimismo especulativo y abrumador".

Acorazado en su honradez y con la certidumbre de que trabajaba en bien del país, aunque combatido sin tregua por la misma prensa opositora, que al amparo de la mayor libertad, aparecía como enceguecida en su propaganda, acompañó VidieIla al presidente Idiarte Borda hasta el momento en que éste fué trágicamente ultimado en la calle Sarandí el 25 de agosto de 1897. Su rol en el gabinete concluyó entonces y aunque de su pasaje por el Ministerio no se pudieran anotar como se anotan otras muchas iniciativas de trascendencia y utilidad para el país, el título de fundador del Banco de la República lo consagraría ante la historia, junto con el Presidente que le dió todo su apoyo en la trascendental obra.

Miembro del Directorio del Banco Hipotecario en el gobierno de Batlle y Ordóñez, fué elegido presidente de la Junta Económico Administrativa de Montevideo en la administración del Dr. Williman, llevando al organismo municipal, junto con un soplo de ideas progresistas, porción de mejoras y reformas, hijas de lo que su espíritu curioso y ágil había visto en sus jiras

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