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el ex-alcalde ordinario Cornelio Cantera e Ildefonso Fernández García, subtenientes ambos.

Enviado a reforzar la guarnición de Paysandú en el mes de diciembre, estaba allí cuando el general Flores y los aliados brasileños vinieron a ponerle sitio, Leandro Gómez, jefe de la plaza le dió el mando de tres cantones de la parte sur de la ciudad y en ocasión de caer herido Lucas Piriz, Azambuya lo sustituyó en su puesto,

En los asaltos finales, prodigándose en los lugares de mayor peligro, el comandante Azambuya dió repetidas pruebas de su heroicidad y de la exaltación de sus pasiones.

Alíredo Varela, el notable historiador ríograndense, su paisano, dice al respecto en el libro “Dos grandes intrigas”:

“Cuando el tronar de las carabinas y los cañones estremecía el suelo y el espacio infinito, llenando los ecos de ensordecedores bramidos, la poderosa voz de un hombre dominó la voz de los elementos desencadenados de la impía guerra, repercutiendo estentórea en las filas atacantes. Entrevisto por sobre una azotea, en medio de los remolinos de humo y de las olas de metralla ígnea, erguíase altanero Azambuya blandiendo su espada, para lanzar a sus compatriotas, en las imprecaciones del supremo desespero, este anatema tremendo: “Esclavos del Brasil, vengan a conocer la libertad entre nosotros”.

Una bala llegó a alcanzarlo y murió pocas horas después el 1° de enero de 1865, último día de la gloriosa defensa.

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