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Año XIII - Vol. XIII
Num. 9
7 de julio de 1921



ACTA DE LA SEDE APOSTÓLICA


ENCÍCLICA
A LOS PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS, OBISPOS, Y OTROS ORDINARIOS EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA, EN OCASIÓN DEL VII CENTENARIO DE LA MUERTE DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN


BENEDICTO XV
VENERABLES HERMANOS, SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA

Estamos anhelantes ante el día feliz en el que, hace setecientos años, Domingo, una gran estrella de santidad, pasó de las miserias terrenales a los asientos de los bienaventurados, Nosotros, que desde hace tiempo hemos estado entre sus más fervientes devotos, especialmente desde que comenzamos a regir Iglesia de Bolonia, que guarda sus cenizas con una muy religiosa piedad. Para Nosotros, decimos, supone una gran alegría poder exhortar al pueblo cristiano desde esta Cátedra Apostólica a celebrar el recuerdo de un Santo tan ilustre. Al hacerlo, no solo tenemos la intención de satisfacer nuestra devoción, sino que también creemos que estamos cumpliendo un gran deber de gratitud hacia ese santo legislador y la ilustre Orden que él fundó.

De hecho, así como él era completamente hombre de Dios y verdaderamente Dominicus[a], también lo era toda la santa Iglesia, que tiene en él un invencible defensor de la fe. La Orden de Predicadores que estableció fue siempre un baluarte válido en defensa de la Iglesia romana.

ACTA, vol. XIII, n. 9. — 7-7-921.
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  1. El papa se apoya en el significa en latín de Domingo: Dominicus, es decir, "del Señor"