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ingleses en Buenos Aires, se enviaba allí un Gobernador que ejerció su cargo, y el cual expulsado violentamente de la naciente colonia por un buque de Su Majestad Británica, recibió largo tiempo despues en Londres una parte de la indemnizacion que reclamaba.

El General Alvear obtuvo en Washington declaraciones satisfactorias del Presidente de los Estados Unidos, en obsequio á los títulos argentinos que uno de los Ministros americanos habia negado con escasa lógica, y con imprevision. Publicistas distinguidos de ese país, y entre otros, Roberto Greenhow comprobaron en memorias históricas el dominio legítimo ejercido en Malvinas por los monarcas españoles, y del cual nos habíamos hecho herederos desde la emancipacion del continente, segun la ley pública que determina los orígenes de la propiedad de las naciones.

Despues, segun se compulsa en los debates de la Convencion de 1870 reunida en esta capital, uno de los Diputados, al tratar de los límites, tocó esa cuestion, invocando el deber patriótico de sostener la inviolabilidad territorial.

Ninguno de sus colegas, entre los cuales se sentaban hábiles jurisconsultos, y antiguos gobernantes opuso la menor objecion, porque la conviccion de todos á ese respecto era profunda.

Ahora parece renacer la demostracion de la legitimidad de reclamos suspendidos, pero no abandonados. El Ministerio de Relaciones Exteriores no puede permanecer indiferente; y desde luego el Ejecutivo nacional que proteje ó desea la formacion del Atlas, como