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Domingo F. Sarmiento

estudios filosóficos. Aplicaba la filosofía de Aristóteles á la teologia, formaba una mezcla de profano y espiritual.

Razonamientos puramente humanos, sutilezas, sofismas engañosos, cuestiones frívolas é impertinentes, esto fué lo que vino á formar el gusto dominante de estas escuelas». Si queréis penetrar un poco más en el espíritu de libertad que daría esta instrucción, oid al Dean Funes todavía: «Esta Universidad nació y se creó exclusivamente en manos de los jesuítas, quienes la establecieron en su colegio llamado Máximo, de la ciudad de Córdoba». Muy distinguidos abogados han salido de allí, pero literatos ninguno que no haya ido á rehacer su educación en Buenos Aires y con los libros europeos.

Esta ciudad docta no ha tenido hasta hoy teatro público, no conoció la ópera, no tiene aún diarios; y la imprenta es una industria que no ha podido arraigarse allí. El espíritu de Córdoba hasta 1829 es monacal y escolástico; la conversación de los estrados rueda siempre sobre las procesiones, las fiestas de los santos, sobre exámenes universitarios, profesión de monjas, recepción de las borlas de doctor.

Hasta dónde puede esto influir en el espíritu de un pueblo ocupado de estas ideas durante dos siglos, no puede decirse, pero algo debe influir, porque, ya lo veis, el habitante de Córdoba tiende los ojos en torno suyo y no ve el espacio; el horizonte está á cuatro cuadras de la plaza; sale por las tardes á pasearse, y en lugar de ir y venir por una calle de álamos, espaciosa y larga como la Cañada de Santiago, que ensancha el ánimo y lo vivifica, da vueltas en torno de un lago artificial de agua sin movimiento, sin vida, en cuyo centro está un cenador de formas majestuosas, pero inmóvil, estacionario. La ciudad es un claustro encerrado entre barrancas, el paseo es un claustro con verjás de hierro; cada manzana tiene un claustro de monjas ó frailes; la Universidad es un claustro en que todos llevan sotana, manteo; la legislación que se enseña, la teología, toda la ciencia escolástica de la Edad Media, es un claustro en que se encierra y parapeta la inteligencia contra todo lo que salga del texto y del comentario. Córdoba no sabe que existe en la tierra otra cosa que Córdoba ha oído, es verdad, decir, que Buenos Aires está por ahí, pero si lo cree, lo que no sucede siempre, pregunta: ¿Tiene Universidad? Pero será de ayer;