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Facundo

ces añosos y colosales. Cada costado es de una cuadra de largo, encerrado bajo una reja de hierro de cuatro varas de alto, con enormes puertas á los cuatro costados, de manera que el paseo es una prisión encantada en que se dan vueltas siempre en torno de un vistoso cenador de arquitectura griega, que está inmóvil en el centro del fingido lago. En la plaza principal está la magnífica catedral de orden romano con su enorme cúpula recortada en arabescos, único modelo que yo sepa que haya en la América del Sur de la arquitectura de la Edad Media. A una cuadra está el templo y convento de la Compañía de Jesús, en cuyo presbiterio hay una trampa que da entrada & subterráneos que se extienden por debajo de la ciudad y van á parar no se sabe todavía adónde; también se han encontrado los calabozos en que la Sociedad sepultaba vivos á sus reos. Si queréis, pues, conocer monumentos de la Edad Media y examinar el poder, las formas de aquella célebre orden, id á Córdoba, donde estuvo uno de sus grandes establecimientos centrales de América.

En cada cuadra de la sucinta ciudad hay un soberbio convento, un monasterio, ó una casa de beatas ó de ejercicios. Cada familia tenía entonces un clérigo, un fraile, una monja ó un corista; los pobres se contentaban con poder contar entre los suyos un belermita, un motilón, un sacristán ó un monaguillo.

Cada convento y monasterio tenía una ranchería contigua, en que estaban reproduciéndose ochocientos esclavos de la orden, negros, zambos, mulatos y mulatillas de ojos azules, rubias, rozagantes, de piernas bruñidas como el mármol; verdaderas circasianas dotadas de todas las gracias con una dentadura de origen africano, que servía de cebo á las pasiones humanas, todo para mayor honra y provecho del convento á que estas huríes pertenecían.

Andando un poco en la visita que hacemos, se encuentra la célebre Universidad de Córdoba, fundada nada menos que el año 1613, y en cuyos claustros sombríos han pasado su juventud ocho generaciones de doctores en ambos Derechos, ergotistas insignes, comentadores y casuístas. Oigamos el célebre Dean Funes describir la enseñanza y espíritu de esta famosa Universidad que ha provisto durante dos siglos de teólogos y doctores á una gran parle de la América: «El curso teológico duraba cinco años y medio... La teología participaba de la corrupción de los