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Domingo F. Sarmiento

ex—ministro de gobierno, solicitaron la protección de Lorca para que intercediese por ello. Facundo, aun no seguro de su momentánea elevación, consintió en otorgarles la vida; pero esta restricción puesta á su poder le hizo sentir otra necesidad. Era preciso poseer esa fuerza veterana, para no encontrar contradicciones en lo sucesivo. De regreso á los Llanos, se entiende con Araya, y poniéndose de acuerdo, caen sobre el resto de la fuerza de Aldao, la sorprenden, y Facundo se halla en seguida jefe de cuatrocientos hombres de línea, de cuyas filas salieron después los oficiales de sus primeros ejércitos.

DOMINGO F. SARMIENTO Facundo acordóse de que don Nicolás Dávila estabaen Tucumán expatriado, y le hizo venir para encargarle de las molestias del gobierno de La Rioja, reservándose él tan sólo el poder real que lo seguía en los Llanos. El abismo que médiaba entre él y los Ocampos y Dávilas era tan ancho, tan brusca la transición, que no era posible por entonces hacerla de un golpe; el espíritu de ciudad era demasiado poderoso todavía para sobreponerle la campaña; todavía un doctor en leyes valía más para el gobierno que un peón cualquiera. Despues ha cambiado todo esto.

Dávila se hizo cargo del gobierno bajo el patrocinio de Facundo, y por entonces pareció alejado todo motivo de zozobra. Las haciendas y propiedades de los Dávilas estaban situadas en las inmediaciones de Chilecito, y allí, por tanto, en sus deudos y amigos, se hallaba reconcentrada la fuerza física y moral que debía apoyarlo en el gobierno. Habiéndose, además, acrecentado la población de Chilecito con la provechosa explotación de las minas y reunídose caudales cuantiosos, el gobierno estableció una casa de moneda provincial y trasladó su residencia á aquel pueblecillo, ya fuese para llevar a cabo la empresa, ya para alejarse de los Llanos y substraerse de la sujeción incómoda que Quiroga quería ejercer sobre él. Dávila no tardó mucho en pasar de estas medidas, puramente defensivas á una actitud más decidida, y aprovechando la temporaria ausencia de Facundo, que andaba en San Juan, se concertó con el capitán Araya para que lo prendiese á su llegada. Facundo tuvo aviso de las medidas que contra él se preparaban, é introduciéndose secretamente en los Llanos, mandó asesinar á Araya.