La narración, por su parte, es apasionadora. Se sigue con interés creciente el desarrollo de la extraña y terrible personalidad de Facundo; desde su aparición en escena hasta su muerte trágica, cuando jugaba el todo por el todo para llegar al pináculo de su ambición, y pocas novelas absorberán más al lector que este libro de historia en que, como decía la «Revue des Deux Mondes», si la pasión asoma y exalta á veces al escritor, hay evidencia intima de un fondo de imparcialidad que no puede ocultarse»
Esta narración, más que ajustada á un plan completo y cronológico, es anecdótica y sólo encaminada á poner de relieve la personalidad á cuya vida se refiere, con sus pasiones, sus crímenes, sus hechos loables, que también los tuvo, el carácter, en fin, de un tipo que, con todos sus defectos, encarnaba, sin embargo, mucha parte de nuestra nacionalidad de entonces. Y junto con el personaje, el fondo del retrato resulta un panorama de pincel maestro, otro cuadro no menos valioso y que sintetiza nuestro país bajo la tiranía.
En suma Facundo no es un libro atildado y metódico, producto de un cerebro mediano que, si no tiene faltas notables, no tiene grandes vuelos tampoco. Es, por el contrario. una obra genial que, si llega á decaer un instante, será para alzarse de nuevo á mayores alturas, deslumbrando desde ellas y cerniéndose sin mover las alas, como el cóndor nacido para las regiones inaccesibles.
Y hoy que el pueblo entero puede obtener esta obra maestra sin sacrificio alguno, empezará, sin duda, para ella, no una nueva vida, pues nunca se la olvidó, sino una vida más intensa y eficaz, una segunda y más prolongada juventud.
