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Facundo

La estructura del libro está compuesta de la descripción del terreno, el retrato de sus tipos más característicos y la narración animada de la vida y hechos de Juan Facundo Quiroga.

La descripción es sorprendente. El paisaje está muchas veces trazado de una sola plumada y estas plumadas constituyen verdaderos cuadros de un poder de sugestión que no se encuentra sino en los grandes maestros.

El efecto que produce cada una de esas pinturas, es muchísimo mayor de lo que pudiera esperarse de sus elementos constitutivos, y depende de algo que se podría llamar el alma de la palabra, la elección instintiva de su ritmo, de su poder sugerente, de su eficacía. Recordamos, por ejemplo, la impresión causada por la descripción de la travesía que media entre San Juan y San Luis, que hace sentir el horror del desierto; como esa impresión perdurara en nosotros después de varias lecturas, más tarde la buscamos de nuevo para estudiarla con mayor detenimiento y cuál no sería nuestra sorpresa al encontrarnos, en vez del cuadro acabado que nos parecia recordar, con estas pocas frases maravillosamente engarzadas en el conjunto de la narración, para evocar el sitio de una manera perfecta:

«Media entre las ciudades de San Luis y San Juan un dilatado desierto que, por su falta completa de agua, recibe el nombre de «travesía». El aspecto de aquellas soledades es, por lo general, triste y desamparado, y el viajero que llega del Oriente, no pasa la última «represa» ó aljibe de campo sin proveer sus «chifles» de suflciente cantidad de agua».

Nada más. Y sin embargo, la impresión está producida por la seca y escueta sobriedad de la frase por el indirecto recuerdo del desierto africano que provoca, y quizá también hasta por lo exótico y áspero de la palabra chifles, que vibra como el viento sobre un arenal.

Sucede, pues, con esa y otras descripciones aun más características de Sarmiento, como con ciertas telas de la escuela impresionista que. miradas de cerca, no aparecen sino como indistintos borrones, pero que, alejándose presentan uno tras otro, al espectadordetalles cada vez más acusados y sugerentes.

Esta eficacia se nota á cada paso, y su estudio detenido sería recomendable para los que trabajan en literatura la materia prima que nos ofrece nuestro país. Pero... Salamanca no da esas dotes artísticas, patrimonio exclusivo de ciertas cabezas privilegiadas......

El retrato de los tipos más peculiares de nuestras campañas está Impregnado de un ilito de poesía que suele embellecerlos, y cada uno de ellos, el rastreador, el baquiano, el gaucho malo, el cantor, es una página admirable, que no en vano viene figurando desde su aparición en todas las antologias y trozos selectos americanos que se publican para uso de la juventud: modelos de esa especietan vigorosos y tan frescos, suelen encontrarse dificilmente en cualquier literatura que sea.