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Domingo F. Sarmiento

pasado con el pueblo que viene á facilitar definitivamente esta nueva edición de hoy en más, Facundo figurará, no sólo en los estantes de las bibliotecas de las ciudades, sino también hasta en los anaqueles de los ranchos de campaña, llenando, por fin en toda su amplitud, el papel que le estaba señalado desde que brotó de la las pirada pluma de su autor.

La BIBLIOTECA DE LA NACION, al dar á luz esta obra, no puede hacer al público la presentación de Sarmiento, no sólo porque su recuerdo vive en todos los corazones, sino también y, sobre todo, porque el más ligero esquicio biográfico demandaría un espacio que el libro reclama para sí.

Se limitará, pues á esbozar un juicio rápido y sintético acerca de la obra misina, mas para invitar á su lectura que para explicarla al lector, quien, desde las primeras líneas, tiene que sentirse cautivado por la riqueza y colorido del lenguaje, por la multiplicidad de las sensaciones provocadas, por el sentido histórico de los personajes, por lo gráfico de las anécdotas, por el color y el dibujo de las escenas, que aparecen brotadas de un pincel maestro por el ambiente peculiarísimo que evocan todas sus páginas.

Difícil es señalar la filiación literaria de Facundo, como sucede generalmente con todas las obras originales que se inspiran en la realidad y reproducen un medio nuevo, teniendo, sobre todo y ante todo, en cuenta la fidelidad de la reproducción. Sin embargo, el libro emana, visible aunque remotamente, de los clásicos españoles, en lo que al lenguaje y al giro de la expresión se refiere, aunque se aleje de ellos en cuanto al plan y al método de ejecución en el que se observa en cierto modo el desorden lírico», que le da tanta eficacia y tanta elocuencia.

Esta filiación ha sido señalada de paso por el doctor Aristóbulo del Valle, cuando decía: «En los Recuerdos de Provincia hay páginas dignas de Cervantes, y Facundo es la pintura animada de un estado de civilización, si tal puede llamarse la época en que predomina la barbarie: esos libros se leen como el antropologista estudia el documento humano que suele encontrar en el seno de la tierra, para arrancarle la revelación de la vida de su tiempo: con el interés y la pasión de quien busca los antecedentes perdidos de la raza».

Pero, ya lo hemos dicho, toda filiación aparece vaga y caprichosa, pues Sarmiento no pensó quizá, sino incidentalmente, en hacer una obra de arte; Facundo es en efecto, un libro de propagandaun grito de protesta ante el mundo civilizado contra la situación en que los caudillos y tiranuelos, al par de los tiranos grandes, esta ban dejando á este pobre país tan digno por todos conceptos de una suerte mejor. Pero, abandonándose á la inspiración del momento, sin propósitos literarios», trasladando al papel las vibraciones de su alma, hizo esa obra maestra llamada Civilización y Barbarie, en que se planteaba el problema social argentinos, como ha dicho uno de nuestros críticos más notables.

¡Que tanto pueden la emoción y el entusiasmo sinceros, en las obras humanas!...