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Facundo

bles en una larga campaña en que al fin la fuerza organizada, el ejército, sucumbe diezmado por los encuentros parciales, las sorpresas, la fatiga, la extenuación.

FACUNDO La montonera, tal como apareció en los primeros días de la República bajo las órdenes de Artigas, presentó ya ese carácter de ferocidad brutal, y ese espíritu terrorista que al inmortal bandido, al estanciero de Buenos Aires, estaba reservado convertir en un sistema de legislación aplicado á la sociedad culta, y presentarlo en nombre de la América avergonzada, á la contemplación de la Europa.

Rosas no ha inventado nada; su talento ha consistido sólo en plagiar á sus antecesores, y hacer de los instintos brutales de las masas ignorantes un sistema meditado y coordinado friamente. La correa de cuero sacada al coronel Maciel y de que Rosas se ha hecho una «manera» que enseña á los agentes extranjeros, tiene sus antecedentes en Artigas y los demás caudillos bárbaros, tártaros. Las montoneras de Artigas enchalecaban» á sus enemigos; esto es, los cosian dentro de un retobo de cuero fresco, y los dejaban así abandonados en los campos. El lector suplirá todos los horrores de esta muerte lenta. El año 36 se ha repetido este horrible castigo con un coronel de ejército.

El ejecutar con el cuchillo, «degollando» y no fusilando, es un instinto de carnicero que Rosas ha sabido aprovechar para dar todavía á la muerte formas gauchas, y al asesino placeres horribles; sobre todo, para cambiar las formas legales» y admitidas en las sociedades cultas, por otras que él llama americanas y en nombre de las cuales invita á la América á que salga á su defensa, cuando los sufrimientos del Brasil, del Paraguay y del Uruguay, invocan la alianza de los poderes europeos, á fin de que les ayuden å librarse de ese caníbal que ya los invade con sus hordas sanguinarias. ¡No es posible mantener la tran quilidad de espíritu necesaria para investigar la verdad histórica, cuando se tropieza á cada paso con la idea de que ha podido engañarse á la América y á la Europa tanto tiempo con un sistema de asesinatos y crueldades, tolerables tan sólo en Ashanthy ó Dahomey, en el interior de Africa!

Tal es el carácter que presenta la montonera desde su aparición: género singular de guerra y enjuiciamiento que sólo tienen antecedentes en los pueblos asiáticos que ha