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Facundo

revolucionarios, y todas las ciudades del interior respondieron con decisión al llamamiento.

Las campañas pastoras se agitaron y adhirieron al impulso. En Buenos Aires, empezaron á formarse ejércitos, pasablemente disciplinados, para acudir al Alto Perú y á Montevideo, donde se hallaban las fuerzas españolas mandadas por el general Vigodet. El general Rondeau puso sitio á Montevideo con un ejército disciplinado.

Concurría al sitio Artigas, caudillo célebre, con algunos millares de gauchos. Artigas había sido contrabandista temible hasta 1804, en que las autoridades civiles de Buenos Aires pudieron ganarlo, y hacerle servir en carácter de comandante de campaña en apoyo de esas mismas autoridades á quienes había hecho la guerra hasta enlonces. Si el lector no se ha olvidado del Baquiano y de las cualidades generales que constituyen el candidato para la comandancia de campaña, comprenderá fácilmente el carácter instintos de Artigas.

Un día Artigas con sus gauchos, se separó del general Rondeau y empezó á hacerle la guerra. La posición de éste era la misma que hoy tiene Oribe sitiando & Montevideo y haciendo á retaguardia frente á otro enemigo.

La única diferencia consistía en que Artigas era enemigo de los patriotas y de los realistas á la vez. Yo no quiero entrar en la averiguación de las causas ó pretextos que motivaron este rompimiento; ni tampoco quiero darle nombre ninguno de los consagrados en el lenguaje de la política, porque ninguno le conviene. Cuando un pueblo entra en revolución, dos intereses opuestos luchan al principio; el revolucionario y el conservador; entre nosotros se han denominado los partidos que los sostenían, patriotas y realistas. Natural es que después del triunfo, el partido vencedor se subdivida en fracciones de moderados y exaltados; los unos que quieran llevar la revolución en todas sus consecuencias, los otros que quieran mantenerla en ciertos límites. También es del carácter de las revoluciones, que el partido vencido primeramente, vuelva á reorganizarse y triunfar á merced de la división de los vencedores. Pero, cuando en una revolución, una de las fuerzas llamadas en su auxilio, se desprende inmediatamente, forma una tercera entidad, se muestra indiferentemente hostil á unos y otros combatientes, á reaI