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Domingo F. Sarmiento

comparar la colonia alemana ó escocesa del sur de Buenos Aires, y la villa que se forma en el interior; en la primera las casitas son pintadas, el frente de la casa siempre aseado, adornado de flores y arbustillos graciosos; el amueblado sencillo, pero completo, la vajilia de cobre o estaño, reluciendo siempre, la cama con cortinillas graciosas, y los habitantes en un movimiento y acción continuos. Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y queso, han logrado algunas familias hacer fortunas colosales y retirarse á la ciudad á gozar de las comodidades.

La villa nacional es el reverso indigno de esta medalla; niños sucios y cubiertos de harapos viven con una juría de perros; hombres tendidos por el suelo en la más completa inacción, el desaseo y la pobreza por todas partes, una mesita y petacas por todo amueblado, ranchos miserables por habitación, y un aspecto general de barbarie y de incuria los hacen notables.

Esta miseria que ya va desapareciendo, y que es un accidente de las campañas pastoras, motivó sin duda las palabras que el despecho y la humillación de las armas inglesas arrancaron á Walter Scott. «Las vastas llanuras de Buenos Aires, dice no están pobladas sino por cristianos salvajes conocidos bajo el nombre de «huachos» (por decir "gauchos»), cuyo principal amueblado, consiste en cráneos de caballos, cuyo alimento es carne cruda y agua, y cuyo pasatiempo favorito es reventar caballos en carreras forzadas. Desgraciadamente, añade el buen gringo, prefirieron su independencia nacional á nuestros algodones y muselinas» (1). Sería bueno proponerle á la Inglaterra, por ver no más, cuántas varas de lienzo y cuántas piezas de muselina daría por poseer estas llanuras de Buenos Aires.

Por aquella extensión sin límites, tal como la hemos descrito, están esparcidas aquí y allá catorce ciudades capitales de provincia, que, si hubiéramos de seguir el orden aparente, clasificaríamos por su colocación geográfica: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes á las márgenes del Paraná; Mendoza, San Juan, Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy, casi en línea paralela con los Andes chilenos; Santiago, San Luis y Córdoba al centro.

Pero esta manera de enumerar los pueblos argentinos (1) Life of Napoleon Bonaparte», tomo 11, capitulo 1.