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Facundo

pa v ostenta su lisa y velluda frente, infinita, sin límite conocido, sin accidente notable; es la imagen del mar en la tierra, la tierra como en el mapa; la tierra aguardando todavía que se le mande producir las plantas y toda clase de simiente.

FACUNDO Pudiera señalarse como un rasgo notable de la fisonomía de este país, la aglomeración de ríos navegables que al Este se dan cita todos los rumbos del horizonte, para reunirse en el Plata, y presentar dignamente su estupendo tributo al Océano, que lo recibe un sus flancos no sin muestras visibles de turbación y respeto. Pero estos inmensos canales excavados por la solícita mano de la Naturaleza, no introducen cambio ninguno en las costumbres nacionales El hijo de los aventureros españoles que colonizaron el país, detesta la navegación, y se considera como aprisionado en los estrechos límites del bote ó la lancha. Cuando un gran río le ataja el paso, se desnuda tranquilamente, apresta su caballo y lo endilga nadando á algún islote que se divisa á lo lejos; arriba á él, descansan caballos y caballero, v de islote en islote, se completa al fin la travesía.

De este modo, el favor más grande que la Providencia depara á un pueblo, el gaucho argentino lo desdeña, viendo en él más bien un obstáculo opuesto á sus movimientos, que el medio más poderoso de facilitarlos; de este modo la fuente del engrandecimiento de las naciones, lo que hizo la felicidad remotísima del Egipto, lo que engrandeció á la Holanda, y es la causa del rápido desenvolvimiento de Norte América, la navegación de los ríos ó la canalización, es un elemento muerto, inexplotado por el habitante de las márgenes del Bermejo, Pilcomayo, Paraná, Paraguay y Uruguay. Desde el Plata remontan aguas arriba algunas navecillas tripuladas por italianos y carcamanes; pero el movimiento sube unas cuantas leguas y cesa casi de todo punto.

No fué dado á los españoles el instinto de la navegación, que poseen en tan alto grado los sajones del Norte. Otro espíritu se necesita que agite esas arterias en que hoy se estagnan los flúidos vivificantes de una nación. De todos esos ríos que debieran llevar la civilización, el poder y la riqueza hasta profundidades más recónditas del continente, y hacer de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, Salta, Tucumán y Jujuy, otros tantos pueblos nadando en riquezas y rebosando población y cultura, sólo uno hay que es fecundo en beneficios para los que moran en sus riberas: el Plata, que los resume á todos juntos.