haeusl entre los indios de su Misión apuntamos en el corto espacio de diez días una gran cantidad de textos nuevos que sonde los mejores y más interesantes de nuestra colección. Desde luego se notará la superioridad intelectual de los indios de Panguipuili sobre los de la costa.
A petición nuestra, el R. P. Sigifredo continuó después nuestro trabajo y reunió á su vez cuentos, parlamentos y canciones en número tal y de tanta importancia, que hemos creído de nuestro deber asignar un lugar propio al trabajo de nuestro Hermano de Religión, y así en efecto lo hemos hecho, como puede verse en las páginas 274 y siguientes de esta obra. Es á la verdad admirable cómo el R. P. Sigifredo ha logrado sacudir el árbol de la producción poética de los indios de su Misión y hacer una cosecha tan copiosa. Nadie fuera de él, por cierto, habría alcanzado á introducirse tanto en la confianza de los indios. Como prueba, baste decir que cierta machi, no pudiendo reproducir sus canciones de otra manera, se sentaba en la mesa del Padre y se las cantaba y las repetía cantando, acompañándolas con las acostumbradas gesticulaciones y posturas del cuerpo, hasta que el Padre logró extender sus textos al papel.
En el verano pasado nos trasladamos por segunda vez á la Misión de Panguipuili y repasamos con algunos de los indios más entendidos los textos apuntados por el R. P. Sigifredo; nos aseguramos una traducción correcta de las frases oscuras, y aprovechamos la ocasión para hacer la impresión fonográfica de algunas canciones y de un trozo de un parlamento. Por eso podemos presentar el texto verdadero de algunas canciones, que los relatores habían dictado dando más bien el sentido que las palabras.
Respecto á la forma y el estilo de las piezas recogidas se presentan tales que ya en la boca popular ó por el compositor, si es un individuo solo, han recibido una forma determinada, como las canciones, parlamentos, las oraciones contenidas en los relatos de los nguillatunes; y otras, en las cuales la individualidad del relator ya ha ejercido influjo sobre la dicción, como en los cuentos, y finalmente aquellas que son producciones originales del relator, como los relatos de los nguillatunes. Y en esta última clase de composiciones hay que tomar en consideración la circunstancia de que sus compositores no hacían un borrador, que después hubiesen repasado, sino que las impro-