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VII
PROLOGO

diversas; existen personas de talento sobresaliente y otras de muy poca capacidad; unos son laboriosos, otros perezosos; hay ladinos y engañadores, pero también no pocos que por lo recto de su proceder, lo despierto de su genio, la sencillez y pureza de sus costumbres se hacen acreedores á la estimación y cariño de todos.

La raza araucana pasa hoy por un período de transformación. Lo que nuestra obra refiere acerca de sus costumbres y supersticiones, dentro de poco ya no corresponderá á la realidad, ni se guardará memoria de ello; por eso hemos querido conservar estos detalles para la ciencia etnológica; al mismo tiempo creemos que por la lectura de estas páginas nadie se formará un juicio desfavorable de los indios de hoy día. Léanse p. e. los siete discursos referidos de memoria por el ciego José Francisco Coliñ (pg. 54), obsérvese cuántas composiciones poéticas y en prosa retiene la memoria de un Domingo Segundo Wenuñamko, de un Painemal Weitra ó Julian Weitra; tómese nota de la facilidad y el modo interesante con que discurren, el largo relato que hizo un niño de 16 años de lo que su madre le había encargado, dijera al Misionero (pg. 63); la prudencia con que Ignacio Coliñ tranquiliza á sus mocetones en un asunto delicado (pg. 60) y el viejo Weitrañamco convence á dos bandos contrarios para que hagan las paces entre sí: todas estas y muchas otras observaciones que pueden hacerse en este libro, producen la persuasión de que aquí no se trata de una raza estúpida ni degenerada.

II. ORÍGEN Y DIVISIÓN.

La idea de consultar á textos araucanos nos ha sido inspirada por la lectura de los citados „Estudios Araucanos“ del Dr. Lenz.

Una gran parte de nuestros textos la hemos recogido en Wapi, reducción marítima, situada unas cuatro leguas al sur de Bajo Imperial, y ya los teníamos reunidos cuando escribimos nuestra gramática, formando ellos, juntamente con la traducción de la Historia sagrada, la de los Evangelios dominicales y muchos apuntes cortos, el material que nos servía de base para la dicha gramática.

En el mes de Enero de 1909, cuando ya habíamos principiado á imprimir estos textos, hicimos un viaje á Panguipulli, donde aprovechando la inmensa popularidad del R. P. Sigifredo de Fraun-