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CANCIONES DE MACHI
Mi pepilaqéyùm. Para mejorarte.

14.[1]

Pepaqeimi, Te vengo á ver,
Yayùiawaimi mi pərapan[2]. Con prisa andarás al venir para arriba[2].
Entuaqeimi Te sacaré
Paillaleftun meu. En correr, echadas hacia atrás las espaldas.
Fei meu „entuafiñ“, pieimi. Por eso dije de ti: „Le sacaré“,
Fei meu „yemetuafiñ“, pieimi; Por eso dije: „Iré á traerlo otra vez“;
Fei meu kùpan. Para eso vengo.

15.

Raŋipun· trafuya Anoche, a media noche
Lepəmyeimi meul·en wekufù. Hiciste carrera con el demonio torbellino,
Pepilfalwelaimi. Pepilaqeimi chei. Ya no se puede manejarte. Yo quizá te dominaré.
Túloŋkopaqeimeu werken meul·en wekufù. Vino el mensajero del demonio torbellino y te tomó por la cabeza.
„Pepilafiñ“, pieimi; Dije de ti: „Lo mejoraré“:
Fei meu pepaqeimi. Por eso he venido á verte.

Nueve canciones de almas damnificadoras (alwe[3] ùl),
compuestas y referidas por la misma María Lienlaf.

16.

Naqtupaqéimeu Ha bajado á ti
  1. La machi dice esto al wekufù.
  2. 2,0 2,1 A la superficie del cuerpo.
  3. Alwe es vulgarmente „un ánima“: tiene el epiteton wekufù cuando hace daño como éste, y es „alwe pùllomeñ“ ó „pùllomeñ alwe“ cuando existe en forma de moscón azul (cfr. pg. 239 abajo). Según comunica el R. P. Sigifredo, dan los indios á cada finado un huevo y una varilla de laurel en la mano para que tenga el alma que comer y para que se defienda, y es creencia entre ellos que las „ánimas“ pueden hacer mal á los vivos como el „wekufù“.