Página:Félix José de Augusta - Lecturas Araucanas.pdf/262

Esta página ha sido corregida
257
APENDICE

El R. P. Adeodato no estaba presente durante los sacrificios, como él mismo escribe „que se retiró para no meterse en este culto diabólico“; luego no ha oido tampoco las oraciones de los sacrificantes. Asimismo el R. P. Octaviano establece su opinión sin comprobarla. Estaríamos de acuerdo con ambos, si hubiesen juzgado los sacrificios de los mapuche por un culto supersticioso de que el demonio no puede menos de complacerse. Pero el que se hubiesen ofrecido al Wekufù, no lo admitimos; pues los indios rechazan indignados semejante suposición. En realidad se efectúan con el fin de paralizar el funesto poder del Wekufù.

¿Qué clase de ser es propiamente el Wekufù en la idea de los araucanos?

El P. Luís de Valdivia demuestra en sus pláticas á los indios la necedad y lo pecaminoso que hay en venerar é invocar al Wekufù, pero no dice como lo hacían. El Padre Diego de Rosales no hace mención alguna del Wekufù en el capítulo que trata de la religión de los indios, aunque lo conocía[1], y hasta declara ahí mismo que los indios no concían al demonio.

El P. Febrés dice en su diccionario: Huecufù las flechas, palillos y dientecillos que los Machis dicen que los sacan chupando: item, cualquiera enfermedad, ó cierta Deidad, ó ente de razon que fingen ser causa de muertes, enfermedades y trabajos.... etc.“

El P. Havestadt habla exactamente en el mismo sentido. Preguntándose á los indios mismos por el Wekufù, contestan que es el Malo, y niegan con indignación que ellos le ofrezcan sus sacrificios. Por eso nos parece que los Padres se lo han atribuido equivocadamente, lo que es de disculpar porque los indios mismos son muy confusos en dar esplicaciones, no saben darse cuenta del ser que es objeto de su culto, y asimismo nunca se habrán formado idea sobre el origen del Wekufù, si es ser increado, principio del mal en el sentido del Maniqueismo, ni de dónde viene.

Nosotros no hemos visto en los indios. sino manifestaciones de horror al pronunciar el nombre del Wekufù[2].

  1. Véase pg. 245, nota 3.
  2. Concedemos que algunos dichos de ellos hacen suponer lo contrario. Un ejemplo se encuentra en el famoso libro del Dr. Lenz, Estudios Araucanos. En la primera pieza de lectura cuenta Domingo Quintuprai su viaje al país de los manzanos. Allí dice un cacique en una arenga, dirigida á sus nobles y mocetones,