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APENDICE

ellos hacen pertenecer al Epunamun que es su dios de guerra, el Meulen, dios benéfico, del cual imploran los araucanos todos los bienes y el Güecubu, Dios maléfico, al que atribuyen todas las causas de los males. Hé aquí el Maniqueismo ideado también por los araucanos, como se encuentra en todas las naciones bárbaras que no saben dar con el verdadero orígen del bien y del mal sin admitir la necesidad de dos principios, el uno bueno, y malo el otro.

Como lógica consecuencia de su sistema que los hace uniformar el gobierno del cielo al de su nación, dicen los araucanos que, á semejanza de sus Ulmenes, ni el Pillan ni los demás dioses subalternos pueden imponer al hombre gravámen alguno. Esta es la causa porque viven sin templos, sin imágenes, sin sacerdotes y sin otra manifestación de religión, pareciéndoles ser una traba para su libertad. Ni suelen hacer verdaderos actos de culto, sino para concertar alguna paz que les interese, ó en otras necesidades graves del Estado: en cuyos casos sacrifican animales y queman tabaco cuyo humo estiman como el incienso más agradable á sus divinidades. Tal vez también en sus banquetes y en otras borracheras alegres se vuelven al cielo con el vaso en mano, y saludando al Pillan y á los demás Ulmenes subalternos, dejan caer por tierra un poco de vino, ofreciéndolo á su divinidad, con el fin de hacérsela propicia.


Observaciones.

El Autor ha tenido una feliz idea ordenando y subordinando en un sistema las „divinidades“ araucanas, pero para corresponder á la realidad debía haber dado el lugar predominante en su sistema al Ng'nechen.

No lo conocía; mas éste era sin duda, en la idea de los araucanos, el ser supremo. No es de admirar que la creencia de los indígenas en el Ng'nechen se haya escapado á la observación del Autor y de sus informantes, ya que es tan escaso el culto que le tributan los indios, y ya que su propio nombre Ng'nechen, dominador de los hombres, no le da á conocer tampoco como ser supremo; pues, si bien lleva el nombre de Dominadoor de los hombres ó del mundo, hay muchos otros seres que según la idea supersticiosa de los indios