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APENDICE

gracia, virtud, gloria eterna, es porque tampoco mira á Dios como un ser moral. Lo mismo se da á conocer también en que la suerte de los difuntos en la otra vida no es determinada por su bondad ó malicia, sino por la riqueza ó el estado á que pertenecían durante su vida mortal[1].

El término „rey“ que figura como uno de los elementos en las denominaciones que dan al Ng'nechen[2], es de origen español, no hay duda, pero solo ha eclipsado á otro de orígen araucano de significación menos gloriosa, como ser Apo ó ulmen (ùl·men), y hay varias otras denominaciones tomadas únicamente de la lengua indígena. Si los indios hubiesen aprendido la creencia en el Ng'nechen de parte de los cristianos y no la hubiesen conocido antes, sin duda habrían adoptado el nombre de Dios; pues es regla que una nación, cuando adopta una idea ó concepto de otra nación, injerta á su idioma también el término que lo señala.

El P. D. de Rosales no menciona el Huecube (Wekufù)[3] ni el machitun, mas no se puede inferir de su silencio que en su tiempo no hubiese existido la creencia en el uno ni la practica del otro.

Además los indígenas hablan poco del Ng'nechen y no le dan culto sino en sus rogativas, y en ellas invocan al Ng'nechen con varios otros nombres, como también invocan á las almas de sus muertos para que intercedan con el dios á favor de los sacrificantes y sus familias. Ninguno de los cronistas ó gramáticos antiguos habla de estas rogativas en la forma en que se realizan hoy día, pero estas ceremonias que se hacen en ellas ya existían desde tiempo antiguo, como se ve en la narración del concertamiento de paz del Padre Rosales que hemos copiado. Creemos, pues, que los indios antiguamente no admitían á ningún cristiano para sus nguillatunes, porque temerían la profanación é irrisión de su culto, y por la misma razón Domingo Seg. Wenuñamko no accedió facilmente á hacernos las respectivas revelaciones.

  1. De los hechiceros creen que estén en el volcan, pero no dicen que estén padeciendo allí.
  2. Véase: pg. 6 No. 13 y pg. 35 No. 17.
  3. Solamente una alusión al Wekufú encontramos en el libro III. cpt. IX donde narra un primer encuentro de los españoles con cierta tribú de indígenas y la impresión aterradora que recibieron éstos al ver las armas de aquellos y sus efectos, impresión que les hizo exclamar: „hullamos de estos pillanes,.... que desde lejos matan, y con un soplo ó guecubu invencible matan.“