Página:Félix José de Augusta - Lecturas Araucanas.pdf/247

Esta página ha sido corregida
242
APENDICE

Libro VIII. Cap. VIII.
Ceremonias de los araucanos empleadas al jurar la paz.

En el año 1641 el Marqués de Baydes hizo una paz con los indios. Del relato del autor sobre su concertamiento extraemos lo siguiente:

„....fueron a una ramada capaz que estaba prevenida a hazer los juramentos y ceremonias de las pazes, conforme a los ritos y costumbres de los indios, que en semexantes ocasiones los señores de las tierras y los que dan la paz hazen a los forasteros agasaxo y offrecimiento de la cosa mas estimada que tienen, que son las ovexas que llaman de la tierra, mayores dos tantos que las ovexas de Castilla, con un cuello muy largo y cabeza pequeña. Y aunque esta offerta es ceremonia y offerta de unos indios con otros, y nunca offrecen ovexas de la tierra ni se los matan en su presencia a los españoles sino a los indios, todavia en esta ocasión, por salir de lo ordinario, offreció el cacique Antegueno[1].... una ovexa blanca como la nieve al Marques y puesta en su presencia la dió con un garrote en la cabeza, y cayendo aturdida la sacó con presteza el corazón, y untando con su sangre el canelo, dió al Marques el canelo y el corazón. Y al mismo tiempo mataron otros caciques treinta y dos ovexas, todas blancas, y se las dieron a los dueños de nuestras provincias, los indios amigos de Arauco y San Cristóval.....

Aviendo muerto todas estas ovexas las llevaron arrastrando para dárselas a los caciques amigos, y juntamente les dieron los corazones palpitando, los cuales iban pasando de mano en mano por todos los indios de sus parcialidades y luego los partían en menudos pedazos, y lo mismo hazian de las ovexas, para que cada uno tocasse algun pedazo, por pequeño que fuese, que con eso quedaban obligados cuantos alcanzaban algun pedazo de el corazon y del cuerpo y de aquella ovexa a hacer un cuerpo y ser de un corazon con los que la offrecieron, para el servicio de Dios y de el Rey, con obligación tan estrecha, que es como un juramento y una confederación, y le dizen al que ha recibido un pedacito de aquellos, que llaman Curucul: „hasta la muerte no nos hemos de apartar; y

  1. Correctamente: Antùwenu.