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XI
PROLOGO

IV. ACENTO.

En nuestra gramática hemos establecido como regla fundamental de acentuación que las palabras terminadas en consonante ó diptongo son agudas, y las terminadas en vocal graves, regla que en la presente obra también hemos tomado por base de la acentuación, marcando con acento aquellas palabras que discrepan de ella[1]. Sin embargo siempre tropieza la acentuación con dos dificultades: la una es la falta del tipo ù y ə con acento en nuestra imprenta, la otra consiste en las diferencias dialécticas y cierta variabilidad que admite el idioma respecto al acento.

Los verbos compuestos tienen dos acentos, uno principal en el primer elemento de la combinación, y otro secundario en la terminación. Lo mismo sucede con las formas pasivas, en los que además hay que observar que cuando hay modificación de la raíz, el acento principal pasa á descansar sobre la partícula agregada. Mucho se facilitaría la lectura, si se separara del auxiliar ŋen la raíz verbal, como se ve en la siguiente serie:

Kùpai, kùpárkei, kùpali, kùpal ŋei, kùpalel ŋei; l·aŋəmi, l·aŋemel ŋei, l·aŋəmeñma ŋei; kintu ŋei, kintul ŋei, kintulel ŋei, kintuñma ŋei; kim ŋei, kimel ŋei.

Además de estos acentos prosódicos existe también el acento declamatorio ó enfático, que permite reforzar una sílaba fuera de las reglas de acentuación.

V. DIFERENCIAS DIALÉCTICAS.

Sentimos que nuestro oído no tenga la afinación suficiente para distinguir todas las diferencias fonéticas de los dialectos, como lo hizo el Dr. Lenz en sus „Estudios Araucanos“, y confesamos que ni las gramaticales se encuentran consignadas todas en nuestros apuntes, porque tuvimos que hacerlos con rapidez; lo mismo decimos respecto del trabajo del R. P. Sigifredo, quien se atuvo siempre á nuestra gramática. Pero al mismo tiempo creemos poder advertir que esas diferencias no son tan notables que lleguen á dificultar considerablemente la conversación entre las

  1. En las primeras páginas no nos hemos atenido completamente á este modo, pues debemos notar que la obra se ha impreso lentamente, y entretanto íbamos haciendo nuevas observaciones sobre las dificultades que para leer el araucano se ofrecen á los principiantes.