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LIBRO II.

tra los tiros de los poderosos; pero si á estos se junta un consejero maligno, la fuerza y la malicia arruinan todo cuanto abaten.

Una águila levantó en alto á una tortuga, y como esta hubiese recogido su cuerpo entre sus conchas, y allí cerrada no pudiese ser herida de modo alguno, vino por los aires una corneja, y volando cerca del águila, dijo: cierto que has echado la garra á una buena presa; pero si yo no te enseñare lo que has de hacer, te fatigarás en vano con esa pesada carga. Habiéndola ofrecido parte de la presa, la corneja aconseja al águila, que desde lo alto estrelle contra un peñasco la concha dura, para que hecha esta pedazos, pueda comer á gusto la carne, que tenia dentro. Inducida el águila con estas palabras, siguió el consejo, y juntamente partió liberalmente la comida con su consejera. Así el galápago, que estaba seguro por beneficio de la naturaleza, no pudiendo resistir á las dos, vino a perecer desgraciadamente.


aquæ rivum. Ec. 8, v. 87, vide Georg. 3, v. 14. Æn. 9, v. 680.

Volans. Si damos crédito á Eliano, Anim. 15, 22. las cornejas suelen gustar volar al rededor de las aguilas,