toda esta ventaja se logra con las fábulas de Esopo, que ya se usaban. Da lástima ciertamente el oír esta respuesta, y mucho mas el oírla de boca de algunos, como argumento sin réplica; estando los tales persuadidos á que Esopo fue autor latino; y tal vez se les escapará vergonzosamente la expresion de que es muy buen latin el de Esopo. El de Esopo no es muy buen latin, sino muy buen griego.
El latin de las fábulas de Esopo, que ha corrido, no es sino una traduccion de Laurencio Valla, y otros intérpretes, que sin hacerlos injuria, están muy lejos de ser autores que se puedan contar entre los del siglo de oro.
No andemos pues dando á los niños la latinidad de unos meros traductores en las fábulas que hasta aquí se han usado, pudiéndoles dar la de un autor original, cual es Fedro.
Cuando en el prólogo de las cartas escogidas dijimos, que el primer autor que se debe dar á los niños es Ciceron, no quisimos decir, que no se les haya de dar tambien á Fedro, y para quitar toda equivocacion, desde luego declaramos, que al mismo tiempo se les deben dar ambos autores, mezclando uno con otro. Despues de haber hecho en varios niños la experiencia, podemos afirmar que es tiempo muy bien empleado el que gastan en aprender de