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concilia los incautos; mas en vano arma lazos á los advertidos.

Habiendo un ladron de noche arrojado pan á un perro, por ver si podria ganarle con este cebo: ola, le dijo el perro: tu quieres taparme la boca, para que no ladre por la hacienda de mi amo: mucho te engañas, porque esta no esperada liberalidad me obliga á estar mas alerta, para que no saques ganancia por mi descuido.


De este punto trata larga y hermosamente el P. Jacobo Vanier, Prædii Rust. lib. 4.

FÁBULA XXIII.


no se las apuestes á los mayores.


Una rana que reventó y el buey.

Los pequeñuelos perecen, cuando quieren competir con los grandes.

Una rana vió en un prado á un buey, y envidiosa de tan grande corpulencia, infló su arrugada piel, y pregutó á sus hijos si estaba ya mas abultada que el buey. Respondiéronla, que no. Segunda vez ensanchó su piel con mayor esfuerzo, y de la misma suerte, preguntó,