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FÁBULA III.
aun el cabello sutil hace su sombra.
Un leon y un raton.

Esta fábula avisa que nadie atropelle á los mas pequeños.

Durmiendo un Leon en la selva y jugueteando entre sí los ratones del campo, uno de ellos pasó por casualidad por encima del que estaba echado. Despierto el leon, echó la garra al infeliz con ímpetu veloz: él pide que le perdone: confiesa su pecado; pero que fue sin advertencia. Por eso el rey de las fieras no teniendo por decoroso el vengarse, le perdonó y dejó ir libre. De allí á pocos dias el leon, vagueando de noche, cayó en una trampa. Luego que se vió enredado en los lazos, comenzó á rugir con voz espantosa; á cuyos formidables rugidos, acudiendo prontamente el raton, le dijo: no tienes que temer: yo te dare un obsequio correspondiente al grande beneficio que me hiciste. Luego comenzó á registrar los cordeles y los lazos con que estaban atados, y enterado de ellos, royendo con sus dientes las cuerdas, afloja la artificiosa trabazon de las ataduras, y de esta suerte el raton le restituyó la libertad para volver á las selvas.