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su valor. Muerto este, acudió el compañero cobarde, desembaina el acero, y terciando el capote, dice: Déjamele, que yo le haré saber con quien se las toma. Entonces el que habia vencido, le respondió: hubiérasme ayudado antes siquiera con esas palabras, y hubiera estado mas alentado, creyendo que iban de veras. Ahora embaina la espada, y juntamente esa lengua fanfarrona, para deslumbrar á otros que no te conozcan. Yo, que por experiencia he visto cuan ligero huyes, sé muy bien que no hay mucho que fiar de tu valor.

Esta fábula se debe aplicar á aquel, que hace del valiente á golpe seguro, y en trance dudoso escapa.


Re secunda. Es propio de los cobardes mostrarse valientes fuera de peligro, segun aquel adagio: Leoni mortuo Lepores insultant: A moro muerto gran lanzada. Al contrario sucede en los valientes. Ovid. l. 3, Trist. Eleg. 5.

Corpora magnanimo satis est postrasse leoni:
Pugna suum funem, cum jacet hostis, habet.