riedad y multitud de negocios. Lo segundo, para que si alguno quisiere seguir este mismo asunto, pueda tener algo que hacer: bien que la materia es tan copiosa, que mas presto faltará artífice para la labor, que labor para el artífice. Lo que te suplico, es, que des á mi brevedad el premio que prometiste. Cúmpleme la palabra; porque la vida está cada día mas cerca de la muerte; y tanto menos tiempo gozaré de tu favor, cuanto mas consumiere la dilacion del beneficio. Si me haces presto merced, será mas largo el uso de ella: disfrutarela mas, cuanto antes la recibiere. Mientras me restan algunos dias de vida, que ya comienza á desfallecer, viene bien el socorro: en vano se esforzará tu piedad á sostenerme allá, cuando, esté caduco de puro viejo, quando ya me será inútil el beneficio, y la muerte cercana me ejecutará por la deuda. Tenme en hora suena por necio en importunarte con hacer estas súplicas, siendo tu benignidad de suyo inclinada á favorecer. Muchas veces el reo, que confesó su culpa, consiguió el perdon: ¿con cuánta mas razon se debe dar al inocente? A tí te toca comenzar; los otros te irán siguiendo, y cada uno hará lo que debe en llegando su vez. Sentencia pues, lo que la conciencia y la justicia te dictan, y hazlo de modo que pueda dar-
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