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FÁBULA XVII.
nadie puede robarnos las verdaderas riquezas.
El naufragio de Simónides.

El hombre sábio siempre tiene en sí mismo las riquezas.

Simónides, aquel que escribió excelentes versos líricos, para socorrerse mejor en su pobreza, comenzó á discurrir por la ciudades principales del Asia, cantando por su justo precio las glorias de los vencedores. Habiéndose hecho rico con este género de ganancia, quiso volver por mar á su patria: (y era, segun dicen, nacido en la isla de Ceo) embarcóse en una nave, á la cual, por ser ya vieja, una tempestad horrible deshizo en medio del mar. De los navegantes, unos recogen sus bolsillos, otros las cosas de mas precio, para remediar su vida. Uno de ellos algo mas curioso, dijo: ¿Simónides, y tú no, sacas nada de tus bienes? El respondió: todos mis haberes estan conmigo. Pocos de los naufragantes salen á nado; porque los mas brumados con el peso, habian perecido. Asáltanles unos ladrones; quítanles lo que cada uno había sacado y los dejan desnudos. Por fortuna es-