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De aquí es, que no podemos ver nuestros defectos; y luego que otros pecan, murmuramos de ellos.


ella caiga delante, y la mitad detrás. Pers, Sàt. 4, v. 24, Hor. l. 1, Sàt. 6. se valen para esplícar esto del térmíno latino mantica.

FÁBULA IX.
á dios nunca se le bsconde el mal echor.
Un ladran que roba un altar.

Un ladron encendió su farol en el altar de Júpiter, y á la luz de él robó su templo; y como fuese ya á salir cargado con el hurto sacrílego, la deidad adorada en él, prorumpío de repente en estas voces: aunque esos que llevas, hayan sido dones de hombres perversos, y por eso desagradables á mí, tanto que no me ofende el que los lleves; no obstante tú, ¡Ó malvado! pagarás con la vida este delito, cuando venga el dia señalado para tu castigo. Mas para que no alumbre á la impiedad nuestro fuego, por medio del cual la piedad reverencia á los tremendos dioses, vedo para en adelante el que se pueda encender luz con este fuego. Y así hoy dia no es lícito en-