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FÁBULAII.
hacer bien nunca se pierde.
Una onza, y unos pastores.

Suelen los agraviados pagar en la misma moneda.

Una onza inadvertida cayó en cierta ocasion en una trampa. Viéronla unos rústicos, y de ellos unos la muelen á palos, otros la cargan de piedras. Algunos por el contrario, compadecidos de ella, como de quien habia de morir allí; aunque, nadie la hiriese de nuevo, la arrojaron pan, para que fuese alargando la vida. Vino la noche, retíranse á sus casas sin recelo, como si la hubiesen de hallar muerta el dia síguiente. Pero ella, luego que reparó sus cansadas fuerzas, salta de un brinco fuera de la hoya, y se da priesa por llegar á su cueva. De allí á pocos días sale volando, hace riza en el ganado, mata á los mismos pastores, y talándolo todo, se ensangrienta con ímpetu rabiosa. Entonces atemorizados aun los que habían perdonado á la fiera, no se quejan del daño, solo piden la vida. Mas ella, bien me acuerdo, les dice, quienes fueron los que me apedrea-