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Amir y Arasi 135
- ¿No ves que eres un cobarde, porque la has deja-
do abandonada? ””
—¡No, hijo de mi vida! — exclamaba entonces doña Jova. Yo soy la cobarde porque no encuentro conformidad, para pensar en tu situación. Yo soy la cobarde, pero, aún no me atrevo á ercer que las guerras fratricidas necesiten de tu brazo como un honor del ciudadano...
Después decía Amir: —** Entonces es, cuando mis ojos se nublan de lágrimas ”.
—;¡ Lloras! — murmuraba econ acento indefinible, doña Jova. ¡Lloras!... No, hijo, no llores; por mí, no te inquietes. ¡ Yo sí, que debo inquietarme por tu suerte! y la acongojada madre volvía á repetir: — ¿Para qué se es, madre, hija, esposa, hermana?... Y en un profundo grito del corazón, añadía: ¡Hijo mío! ¡hijo de mi alma!