recoger los objetos sobre el terreno y colocarlos á su vuelta en un Museo catalogados sistemáticamente; pasado algunos años todo ese trabajo queda perdido, las piezas pueden deteriorarse, los apuntes extraviarse, los objetos mezclarse ó por lo menos perder sus correspondientes indicaciones por mejor aseguradas que estén y entonces, un material valioso recogido con todo afán y esmero, que podría haber servido para efectuar estudios interesantísimos, se convierte en un hacinamiento de objetos inútiles en su mayor parte, que estorban, y en el mejor de los casos sólo pueden ocasionar confusiones deplorables.
Como lo he expresado, creo que debe hacerse un sacrificio de tiempo y á expedición hecha debe seguir la correspondiente publicación, siempre que no se trate como en el caso presente, de haberse reservado el manuscrito referente á una de ellas, para completarlo con los resultados de una segunda efectuada en el mismo lugar.
Comprendo que la tarea es ardua, pues se trata de manejar algunas veces, como en este caso, algunos miles de piezas de alfarería, cobre, hueso, madera, piedra, etc., que es necesario restaurar, proveer á su conservación y catalogar y no siempre es posible efectuar todo este trabajo en una forma fácil y cómoda á causa del tiempo escaso y las circunstancias en que se reciben los objetos, que es un reflejo de todas las dificultades con que se tropieza en el campo, para su recolección y sobre todo embalaje., problema este último casi siempre de muy difícil solución y que pone á prueba la paciencia, recursos de ingenio v experiencia del viajero; pero algo hay sobre todo esto que puede hacernos vencer las dificultades apuntadas y son la constancia y la voluntad.
El presente estudio es fruto de ambas cosas y de la labor incesante de dos campañas molestísimas en las cuales hubo que luchar contra los elementos, la fatiga y las preocupaciones de las gentes del lugar.