que se diesen por traidores los que le siguieron, menos quisiera castigar à sangre fria lo que pudo, y no quiso en el tiempo que actualmente le estaban ofendiendo, siguiendo las vanderas de su hermano contra las suyas. Pero la Magestad ofendida del Principe natural, aunque remita el castigo, queda siempre viva en el animo la memoria de la ofensa; y aunque no fuera bastante para hacelles agravios y por lo menos impidiera el no servirse de ellos en los cargos supremos: cosa indigna de lo que merecian sus servicios, nobleza, y cargos administrados en paz y guerra. El segundo motivo, y el que mas les obligó à salir de Sicilia, fue ver al Rey imposibilitado de podelles sustentar con la largueza que antes, por estar la hacienda Real y Reyno destruidos por una guerra de veinte años, y ellos acostumbrados à gastar con exceso la hacienda agena como la propria quando les faltaban despojos de pueblos y ciudades vencidas. Como entrambas cosas cesaron hechas las paces, y fenecida la guerra, juzgaron por cosa imposible reducirse à vivir con moderacion.
El Rey Don Fadrique, y su padre