codicia, no excediendo los limites de lo justo, y se conserváran unidos, dilatáran sus armas hasta los ultimos fines del Oriente, y viera Palestina y Jerusalen, segunda vez las vanderas cruzadas. Porque su valor y disciplina militar, su constancia en las adversidades, sufrimiento en los trabajos, seguridad en los peligros, presteza en las execuciones, y otras virtudes militares las tuvieron en sumo grado, en tanto que la ira no las pervirtió. Pero el mismo poder que Dios les entregó para castigar y oprimir tantas naciones, quiso que fuese el instrumento de su proprio castigo. Con la soberbia de los buenos, sucesos, desvanecidos con su prosperidad, llegaron à dividirse en la competencia del gobierno: divididos à matarse, con que se encendió una guerra civil, tan terrible y cruel, que causó sin comparacion mayores daños y muertes, que las que tuvieron con los estraños.
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