figura citada, distintas modalidades, las cuatro veces que han sido trazados. Eefectivamente, se presentan: en su figura completa, una vez; otra inconlusa ; y dos veces como cabezas sim- ples, una de las cuales muestra claramente su pico abierto. Este modo de trazar el ziiri debe tener alguna relación con los que se ven, principalmente en los objetos de al- farería, cuya interpretación es ya bien conocida, habiendo sido posible darle una posición determinada dentro de las líneas generales del culto prehistórico en imérica.
Fig. 34 — Gran petroglifo de “La Paya” con grabados polimorfos
Una característica más, la ofrece el segundo zuri^ don-
de un mismo cuerpo, ha servido para adaptarle dos cabe-
zas á semejanza de las serpientes de cabezas dobles y, aún
de Z7tris con la misma peculiaridad, hallados entre el ajuar
fúnebre de algunas tumbas de «Ea Paya».
Núm. 5 — Como á 5 metros al N. del ¡Dcñasco an-
terior se ene jntró éste tan complejo é interesante como
aquél, (fig. 35).
Un surco profundo divide este petroglifo en dos cam-
pos ; en ambos han sido trazados símbolos análogos á los