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Estudios literarios.

de él eran siervos de un tirano. La guerra civil produjo gran cosecha de males, es cierto; mas ellos fueron el precio de la libertad conquistada. ¿Valia la adquisicion lo que costó? El demonio de la tiranía es de tal naturaleza, que antes de abandonar el cuerpo en que ha vivido lo destroza de tal modo, que los sufrimientos que produce allí donde mora, con ser intensos, profundos y crueles, áun son ménos horribles que aquellos que ocasiona en el momento de dejarlo, cediendo à la fuerza del conjuro.

Si fuera posible que un pueblo educado bajo un sistema de intolerancia y de despotismo derrocara ese sistema sin cometer actos de crueldad y de locura, caerian por su base la mitad de nuestras objeciones contra el poder absoluto, y por lo menos tendríamos que reconocer que no produce ningun efecto pernicioso en el carácter intelectual y moral de los pueblos. Deploramos las violencias que son el séquito de las revoluciones; pero cuanto más grande es la fuerza de sus embates, más nos persuadimos de su necesidad; que la intensidad de la violencia está siempre en relacion con la barbarie y la ferocidad del pueblo, y éstas con la opresion y el rebajamiento en que ha vivido. Así sucedió durante la guerra civil de Inglaterra. Los jefes de la Iglesia y del Estado recogieron la cosecha de lo que sembraron. El gobierno habia cerrado la puerta á toda discusion y hecho cuanto pudo para mantener al pueblo en la ignorancia de sus deberes y de sus derechos. La retribucion fué natural y justa, y si los gobernantes sufrieron las consecuencias de la ignorancia popular, fué porque ellos mismos arrojaron al abismo la llave de los conocimientos. El pueblo los atacó a todos con furor ciego, es cierto; pero tambien lo es que ellos le habian vendado ántes los ojos.