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Milton.

sus vicios? Los impulsos á que este trozo debe todo su encanto, así podrian desarrollarse y tener por escenario un pasco de Florencia como la cumbre de la montaña del Purgatorio.

Los espíritus de Milton difieren de los de todos los demas escritores. Sus demonios son creaciones maravillosas, no abstracciones metafísicas, ni hombres malvados, ni bestias feroces armadas de cuernos formidables y de luengas colas, como los demonios descritos por el Tasso y Klopstock, sino que tienen con la naturaleza humana aquella relacion necesaria para ser comprendidos de los seres humanos. Su carácter, como su forma, guarda cierta relacion con el sér bumano; pero sus dimensiones son gigantescas y el todo está envuelto en misteriosa obscuridad.

Los dioses y los demonios de Esquilo podrían, tal vez, mejor que otros, ser comparados con los ángeles y los diablos de Milton: el estilo del ateniense, como ya lo hemos hecho notar, conservaba todavía ciertos rasgos del carácter oriental, y lo propio acontece con su mitologia, á la cual falta la amenidad y la elegancia que caracteriza en general las supersticiones de la Grecia, siendo todo en ella rudo, bárbaro y grande. Las leyendas de Esquilo parecen convenir más á los inmensos y grotescos laberintos de granito eterno en los cuales adoraba el Egipto á su mistico Osiris, ó el Indostan se prosterna delante de sus ídolos de siete cabezas, que à los bosquecillos perfumados y á los esbeltos pórticos á donde acudian sus compatriotas á rendir tributo al dios de la luz y á la diosa de los deseos. Sus dioses favoritos son los de la generacion primera, esto es, los hijos del cielo y de la tierra, on comparacion de los cuales Júpiter mismo era un rapazue-