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Milton.

Tal vez no exista en la literatura dos géneros de composicion que sean más opuestos, más radicalmente diversos que la oda y el drama. El autor dramático debe permanecer siempre oculto, exhibiendo solo á sus personajes, porque desde el punto en que llama la atencion del espectador sobre sus opipiones ó sentimientos personales, la ilusion se desvanece y nada queda, siendo el efecto que se produce tan desagradable como el que causa durante la representacion la voz del apuntador ó la presencia del maquinista en la escena. En esto consiste et que las tragedias de Byron hayan logrado ménos auge que sus demas producciones. Los personajes de Byron semejan á esas muñecas con cabeza de quita y pon, y á las cuales una sola sirve para média docena de cuerpos, de tal manera, que vemos la misma fisonomía adaptada à un traje de húsar, á una toga de magistrado ó á los harapos de un mendigo, porque todos, sean los que fueren, patriotas ó tiranos, enemigos ó amantes, hablan de igual modo, y son tan sombríos y sarcásticos como Harold. Esta especie de personalidad que tan nociva es al drama, inspira la oda; que la mision del poeta Itrico tiene por objeto abandonarse sin reserva á suts propias emociones.

Muchos varones eminentes en las letras han intentado repetidas veces amalgamar y fundir en uno solo estos elementos contrarios, sin lograrlo. La tragedia griega, sobre cuyo modelo se ha compuesto el Samson, tuvo su origen en la oda; sus diálogos acomodados á los coros tomaron algo, naturalmente, de su carácter. El ingenio de Esquilo, el más esclarecido autor dramático de Atenas, obraba de concierto con las circunstancias que acompañaron los comienzos de la tragedia, siendo