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coincidencias, porque la radical anulación de la individualidad y el desprecio por la realidad fenomenológica, propias de la poesía de Mallarmé. se relativizan en la obra del italiano. En ella se altera y compromete la fuem metafísica para dejar subsistir junto a una voz que es siempre humnaynmm-nemalidadamupersomlunfe tradicionalycatólicaenlaexistencia■sica de las cosas: ‘ÏEI misterio existe y está en nosotros. Es necesario no olvidarlo. El misterio existe y con el misterio, de igual modo, la medida; no la medida del misterio, lo que es humanamente insensato, sino la medida de algo que en cierto sentido se opone al misterio, todo lo que es para nosotros su más alta manifestación: el mundo terrestre considerado como una invención continua del hombre” (lO). La cita además de marcar una diferencia con Mallarmé, es reveladora en otro sentido: un juego sostenido entre los tres elementos que en ella se mencionan: misterio, realidnhombtequeaparececon distintas variantesentodalauoducción delautonPropone- mospcresocomohipótesisquelaoon■gmncióndelsujetodependa-a, en cada uso, dela correlación que se establezca enue la situación enunciativa extema e interna y de aquella especial que se veri■que entre el tercer término de la cita y los dos restantes. Para demostrarlo recunimos ahora al itinerario de la voz lírica en la obra de Ungareni que precede a La Tierra prometida. La alegría, de 1942, propone la conformación de un sujeto textual creado sobre una base eminentemente autobiográ■ca. Se trata de una poesía que contextualiza las experien- xias personales del poeta en la época de la Primera Guerra Mundial. En la introducción a la obra 7 Fngarettí aclara: “Este viejo libro mío es un diario. El autor no tiene otra ambición y cree que ¡e grandes poetas no tienen otra sino la de dejar una bella biografía. Sus poesías representan . . smientos formales, pero querría que se reconociese de una buena vez que la forma lo atormenta ¿inrque la exige adherida a las variaciones de su alma y sialgún progreso ha hecho como artista, quen-ia que se indicara también alguna perfección lograda como hombre. Sin negar nunca las . ¿utesidades universales de la poesía, siempre pensó que, para dejarse imaginar, lo universal debe estar de acuerdo con la voz individual del poeta, a través de un activo ‘sentimiento histórico”. (l l) De esta proyección biográ■ca resulta la imagen del hombre como un peregrino que, al realizar su viaje, símbolo de la vida luego retomado, "adquiere conciencia de la fragilidad le su condición frente a la experiencia de la muerte. Sin embargo, precisamente por esta experiencia, se aferra aún más a la vida y se sobrepone al fracaso con la esperanza de un espacio ideal sin dolor y sin pecado: se convierte en vehiculo hacia lo metafísico y no vía de expresión subjetiva. Hasta aquí las el viaje como. después del naufragio un sobreviviente lobo de mar (12) Y de pronto retorna 69