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(Myrtus ugni) i chauras, los olmos con sus quilas i los alerces con sus tantaos (Desfontainea ilicifolia Ph.) de hojas espinudas i coicopihues (Philesia bunifolia Lam.).

En la noche del 6, lo mismo que en las anteriores, hicimos fuego con troncos de luma, pelú i tepú que producen el mejor carbon de todos los árboles del sur, por su duracion i conbustibilidad; mis guias, después de haber comido su clásica cupilca (harina de trigo mezclada con agua) i acostados en el blando colchon de musgos i helechos que les ofrecia espontáneamente la naturaleza, comenzaron a hacer algunos arreglos en su traje de montaña, indudablemente el mismo para todos ellos. Éste se compone de un gorro hecho del mismo jénero que la chaqueta, especie de tejido burdo de lana, que fabrican ellos mismos; de un pantalon corto que atan con ramas de voqui bajo el tobillo, para no enredarlos ni romperlos en las puntas de los palos, i de ojotas de piel de lobo o vaca; estas últimas ofrecen muchas ventajas i mas de una vez me felicité de haberlas usado, pues permiten que el pié ejecute bien todos sus movimientos ajustándose perfectamente a él, i hacen fácil el paso sobre troncos i piedras resbaladizas.

El modo de llevar la carga es tambien bastante curioso i cómodo: colocan todos los objetos en una punta de la manta, la que envolviéndolos, forma un rollo largo, cuyas estremidades se atan una a otra, haciendo entonces una especie de rosca, por cuyo agujero pasan la cabeza i un brazo, dejándola apoyarse en el hombro opuesto, de modo que el nudo queda delante del pecho, al que defiende de los golpes, i la carga en las espaldas. Pero lo mejor que tiene este sistema, es que, además de tener el volúmen mas reducido, se aplica el todo de tal manera al cuerpo, que hace bastante desembarazados los variados movimientos de progresion en las montanas.

El 7 de febrero, seguimos descendiendo por la arista de la loma i llegamos hasta la eminencia en que habíamos pasado la noche del 6. De ahí nos dirijimos directamente al barranco del rio de la Nutria; en este punto era todavía bastante peligroso, pues tenia como 300 metros de altura i su inclinacion no era mas de 12° sobre la vertical; sin embargo, los esfuerzos de mis denodados montañeses lo vencieron todo; tomándonos de las yerbas i ramas, i ayudados con lazos que enganchábamos a al-