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vez aprovecharse haciendo uso de los medios que actualmente se ponen en práctica en Francia i otras naciones para detener el curso de las dunas.

Como la progresión en los arenales es mui penosa, me interné en una senda que atraviesa terrenos planos i en parte cultivados que existen al oriente de la duna. Como a la 1 del dia avisté las aguas del hermoso Coihuin a 2 millas de su desembocadura; desde aquí pude contemplar el majestuoso Calbuco, que debia escalar mas tarde; su gran mole, sus nieves que causaban un admirable contraste con la verdura del bosque, i el intenso azul de los cielos, i la distancia que de él me separaba produjeron en mí una profunda impresion.

Descendiendo una milla al oeste, divisé en la ribera opuesta las casas de don Eujenio Maldonado, que al advertir mi presencia i sin que me ligase con él el menor vínculo de amistad, envió inmediatamente una embarcación para atravesar el rio que se ha escavado un lecho en las formaciones sedimentarias de la costa, resguardándose por ambos lados de barrancos cortados a pique. Se dice que tiene su oríjen en el lago Chapo, alimentado por várias corrientes que bajan del Calbuco, i que aumenta su caudal con las aguas del rio Chico que se vacia en él. En la estension que lo recorrí tiene una corriente como de 1 metro por segundo de tiempo, su anchura es de 85 metros i las mareas hacen subir en mas de 1 su nivel. En las épocas de sequía, puede vadearse a caballo en algunos puntos; mas no así en invierno en que duplica su caudal, llegando a ser peligroso a los sembrados vecinos.

El resto de la tarde i la noche pasé en casa de Maldonado, el que se ofreció a acompañarme con mui buena voluntad en mi próximo viaje al Calbuco, como conocedor de aquellas rejiones, lo que me agradó infinito, tanto por los buenos servicios que podría prestarme, cuanto por llevar durante ese viaje, penoso talvez, un compañero injenuo i que prometió secundar bien mis proyectos.

El 25 mui de mañana envié a Melipulli un peón que habia traído para que condujese mis víveres, porque ya me era inútil, me proporcioné caballos, i acompañado de Maldonado, seguí recorriendo la costa al sur con dos objetos: primero, para continuar mi escursion, i segundo para avisar a Ventura Oyarzun