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ESPLORACION.

Sentiria no andar de acuerdo con mis compañeros; mas, como mi opinion solo la emito en virtud de un buen deseo, como lo dije ántes, podrá eliminársela. Por otra parte, mis apreciaciones no son el resultado de un estudio esperimental en la rejion de los Andes, i si las espongo, solo me mueve el deseo de llamar una atencion somera sobre ellas, sin buscar controversia.

El 15, despues de las nueve de la mañana, abandonamos el campamento de la Laguna Negra i emprendimos la retirada, siguiendo el cajon del rio Yeso. Descendida la escabrosa cuesta del Inca, seguimos por la planicie rocosa i de acarreo que sirve de medianera entre el rio citado i el Manzanito. Desde algunos puntos de ésta i en direccion nordeste, próximamente, vimos descollar al majestuoso monte Tupungato, con su ancha cima escarpada, en forma de cono truncado i con mucho mas amplitud que lo que puede notársele desde el Portillo de los Piuquenes, a causa de correr de N. O. a S. E.

Continuamos nuestro regreso por el accidentado i escalerado cajon del Yeso, i salvando la pendiente cuesta de los Cipreses, descendimos a San Gabriel. En este punto, dimos descanso a las fatigadas cabalgaduras, i una hora despues, continuamos en direccion a San José, donde llegamos a las 7h. 15m. de la noche.

Durante nuestro tránsito por el camino que une San José con San Gabriel, que es algo poblado, nos fué mui notable la existencia de voluminosos cotos en sus habitantes. A nuestro regreso, no obstante