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ESPLORACION.

en pocas ocasiones olvidaban dar la mirada hácia el valle ántes de decidirse a la marcha.

A los 3,800 metros de altitud comenzamos a ver grandes manchones de nieve en las hondonadas, muchos de ellos a medio cubrir por los taludes o derrumbes pedregosos que habian rodado desde las altas cumbres. Algunos de los mantos de nieve ofrecian a la vista el mas hermoso aspecto avellanado de la blancura mas perfecta, i otros, tomando un tono sucio i amarillento, formaban contraste con aquellos.

Una vez sobre el Portillo de los Piuquenes,—el Portillo Chileno,—hirió nuestra vista, con agradable sorpresa, el majestuoso Tupungato, envuelto en su sudario de nieves eternas, i ostentando su atrevida cúpula occidental, sombría i escarpada. Al oriente de él se alzaba una semiesfera cubierta por un grueso manto de nieves, dando al macizo un aspecto jiboso, i a su cumbre todos las apariencias de un viejo volcan. [1]

La cima afecta la forma de un cono truncado, cuya base superior es notablemente alargada de noroeste a sudeste. Sus bruscos cantiles no permiten se sostenga la nieve en sus laderas, de manera que luce

  1. Se ha dicho, por equivocacion, Boletin de la Sociedad Nacional de Agricultura, Vol. IV., núm. 12, que el que suscribe aseguraba que el monte Tupungato i el volcan San José estaban mal colocados en la Carta Topográfica. Siento tener que ocuparme de este asunto, pero me encuentro en el caso de negar el aserto. Durante el curso de mis operaciones nunca pude precisar la parte culminante del volcan San José; i en cuanto al Tupungato, si bien me fué posible verlo desde dos localidades diversas, no era motivo para que pudiese juzgar de la exactitud de sus coordenadas. No hai, pues, razon alguna para que se me atribuya tal suposicion, i olo respondo de lo que afirmo en el testo.