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A LA LAGUNA NEGRA

A nuestras heroinas acompañaban, ademas de don Miguel Lazo, que fué para nosotros un compañero entusiasta i afable, el mismo que, conocedor de la laguna, trabajó con el señor Sotomayor en la primera esploracion de ella,—los señores Aguayo i Bruna, injenieros, a cuyo cargo corre la direccion de los trabajos que se ejecuta en el camino de San José al Portillo, i el señor Formas.

Se les condujo a nuestro mejor aposento, la carpa numero 2, i supimos que, deseando traer sus felicitaciones i como una manifestacion al intendente, habian emprendido desde San Gabriel, donde se encontraban, el viaje a la laguna, i que el hombre que les servia de guia se habia equivocado en el camino a la subida del Inca i no se habia notado ese estravío hasta llegar al sitio en que fué a traerlos el bote.

Cada cual se empeñaba en hacer lo mas agradable posible la permanencia en nuestro campamento a los inesperados visitantes. Dulces, frutas, vinos, todo lo mejor que habia se les ofrecia.

Quedaban algunas horas de tarde i ésta i la laguna lucian todos sus encantos; el viento habia cesado; todo convidaba, a dar una vuelta por el lago. Botóse nuevamente la embarcacion al agua. La tripulaban las cuatro señoritas, el intendente, tres de los recien llegados, Alvarez i dos remeros.

    llería de este nombre i la señorita Sumelia Barahona, esposa de uno de los contratistas de la faena de Tinoco.

    Coincidencia singular! San Martin es el nombre del mas grande de los caudillos que han atravesado los Andes. San Martin era tambien el apellido de las arrogantes damas que habian hecho en una noche la marcha prodijiosa de San José a la Laguna Negra, en el corazon de los Andes.