aceptándola con una entereza y claridad de vistas que harán siempre su mayor gloria, buscó, para que le ayudase en la tarea de recoger de entre el polvo ennegrecido de nuestras largas luchas civiles los pedazos ensangrentados del organismo nacional, con los que debía fundar una nación grande y vigorosa, á los hombres más eminentes del país, tales como Vélez Sarsfield, Elizalde, Costa y Gelly y Obes, y, entre éstos, al doctor Guillermo Rawson, á quien confió la cartera del interior.
La permanencia del doctor Rawson al frente del ministerio del interior, es uno de los períodos más fecundos y gloriosos de la activa existencia de este eminente patriota; y refleja un merecido honor sobre la administración de que formó parte. Las memorias administrativas en que informaba á los representantes del país sobre los trabajos efectuados en cada año, son una honrosa comprobación de la incansable laboriosidad y vasta preparación del ministro Rawson, y pueden ser consultadas en todo tiempo con provecho por los futuros administradores.
Admira, leyendo con detención esas memorias, la claridad de vistas y el juicio certero con que un ministro de la república abordaba, en los principios de la organización nacional, arduas cuestiones económicas, administrativas ó constitucionales, que, como la de la inmigración espontánea, la de la intervención del gobierno general en los estados, la de las garantías á los ferrocarriles, han sido resueltas, en una época muy posterior, de una manera equivocada, siendo causa de graves perjuicios económicos ó de profundas perturbaciones en el régimen de las instituciones.
La formación de caminos destinados á unir los pueblos de