de diputado por San Juan, presentado por Rawson. Pocos días después, fué nombrado vicepresidente de la cámara, y desde entonces comenzó á tomar una participación activa y descollante en las deliberaciones legislativas.
Como miembro de la comisión de negocios constitucionales, á que pertenecía, Rawson se hizo notar en el examen de las constituciones de provincia, las que, por una disposición de la antigua constitución nacional, debían ser sometidas á la revisión del congreso, sin cuyo requisito no podían entrar á regir. Los luminosos informes de Rawson, mostraron cuan sólida era su preparación y cuan sanos los principios que profesaba en materia de derecho constitucional. Por desgracia, de todos estos discursos solo se ha conservado pálidos extractos, porque en aquellos tiempos no existían buenos taquígrafos en el parlamento.
Pero, cuando particularmente sobresalió la personalidad política, constitucional y económica del doctor Rawson, adquiriendo todas las proporciones de una figura nacional, fué al discutirse el célebre proyecto conocido por de « derechos diferenciales, » formulado expresamente en odio de Buenos Aires, para abatir el organismo económico de esta provincia, separada entonces de las 13 que formaban la Confederación, y para obligarla, por medio de la miseria y de la ruina, á ingresar en la unión.
Proponían los señores que buscaban la unión nacional por medios tan extraviados, nada menos que se prohibiese la importación de mercaderías de ultramar, que no viniesen directamente de cabos afuera á los puertos de la Confederación, es decir, que se clausurase la aduana de Buenos Aires, que era la principal fuente de recursos de esta provincia; y