A fines del año 1854, el doctor Rawson fué elegido para representar la provincia de San Juan en el Congreso del Paraná. Se le ofrecía, pues, una brillante oportunidad para exponer, en teatro más vasto, sus ideas de reconstitución de la nacionalidad desgarrada. Pero, diversas inquietudes lo asaltan. « Me ha trabajado mucho, dice á su amigo y confidente, la necesidad de resolver la conducta que he de seguir en cuanto á mi diputación, y, después de mucha deliberación, he decidido no ir al congreso. El asunto de San Juan, tan inicuamente tratado, me aleja de la esperanza de trabajar con éxito. Ya que los poderosos han emprendido un camino desacertado, no quiero yo concurrir con mi presencia á una política que repruebo, cuando el conocimiento de los elementos de ambas cámaras no me permite abrigar la esperanza de rectificarla. Como el musulmán, me entrego á mi destino y me cubro la cara con el manto para no ver ni oir. »[1]
Los amigos de Rawson, los que conocían sus patrióticos anhelos por ver cuanto antes unida la familia argentina, consiguen llevar al ánimo de aquél el convencimiento de que debe concurrir al congreso, y aquí da principio la vida parlamentaria activa del doctor Rawson, en la que debía descollar en un puesto eminente, por la elocuencia de su palabra, por los adelantados principios que sostiene y por la legítima influencia que justamente supo despertar.
En la primera sesión preparatoria del 10 de mayo de 1856, de la cámara de diputados del Paraná, se aprobó el diploma
- ↑ Carta privada dirigida al mismo señor Damián Hudson, con fecha 11 de abril de 1855.