uno de los problemas más oscuros de las ciencias biológicas y médicas: sobre las leyes de la herencia.
« ¿Por qué del hombre nace el hombre? ¿Por qué las águilas feroces, como dice Horacio, no engendran la paloma inocente? ¿Por qué la planta que vejeta es hija siempre de otra semejante?» preguntaba, al principio de su tesis, el joven Rawson; y, para mostrar que se daba cuenta de la gravedad é importancia de la materia cuyo estudio abordaba, decía: « He aquí uno de los grandes problemas de la naturaleza, cuya solución íntimamente ligada á los misterios de la vida, jamás se aclarará del todo á nuestra inteligencia; pero que, por lo mismo, estimula fuertemente los deseos de nuestra curiosidad.»
Bajo tan brillantes auspicios, alentado por tan excepcionales, al par que pesados honores, ingresó al cuerpo médico argentino el doctor Guillermo Rawson, en el que, según el juicio de su panegirista, estaba destinado á escribir la página en blanco de la medicina nacional.
Apenas recibió el diploma que lo habilitaba para entregarse á sus tareas profesionales, el doctor Rawson se apresuró á regresar á la ciudad de San Juan, en la que había visto por primera vez la luz el día 25 de Junio de 1821, teniendo por padres á la señora María Jacinta Rojo y al doctor Aman Rawson, médico norte-americano que desde 1818 se había establecido en esa ciudad. Gozaba, además, el joven doctor Rawson en su ciudad natal, según la opinión de un hombre que debía, más tarde, distanciarse de él, en las corrientes de la política, «de una reputación superior á sus años, por sus talentos precoces, y las recomendaciones de sus profesores, á cuyas envidiables dotes se unía un