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EL RETRATO.

banderas patrias, y vueltos á la casa paterna sus muebles, fue entre ellos el malparado retrato, à quien los colegiales, en ratos de buen humor habian roto las narices de un pelotazo.

Colocósele por entonces en el dormitorio de la niña, aunque notándose en él á poco tiempo cierta virtud chinchorrera, pasó á un corredor, donde le hacian alegre compañia dos jaulas de canarios y tres campanillas.h

La visita de reconocimiento de casas para los alojados franceses recorria las inmediatas; y en una junta estraordinaria, tenida entre toda la vecindad, se resolvió disponer las cosas de modo que no apareciera á la vista sino la mitad de la habitacion, con el objeto de quedar libres de alojados. Dicho y hecho; delante de una puerta que daba paso á varias habitaciones independientes, se dispuso un altar muy adornado, y con el fin de tapar una ventana que caia encima.... «¿qué pondremos? ¿qué no pondremos?»—El retrato.—Llega la visita, recorre las habitaciones, y sobre la mesa del altar, ya daba el secretario por libre la casa, cuando ¡oh desgracia...! un maldito gato que se habia quedado en las habitaciones ocultas, salta á la ventana, da un maido, y cae el retrato, no sin descalabro del secretario, que enfurecido tomó posesion, á nombre del Emperador, de aquella tierra incógnita, destinando á ella un coronel con cuatro asistentes.

Asendereado y mal trecho yacia el pobre retrato, maldecido de los de casa y escarnecido de los asistentes, que se entretenian, cuándo en ponerle bigotes, cuándo